miércoles, 23 de marzo de 2011

Resumen del tema: El imperialismo del siglo diecinueve (causas)

El imperialismo del siglo diecinueve:

El imperialismo del siglo diecienueve fue una consecuencia lógica del desarrollo de la Revolución Industrial. Por un lado, el crecimiento de la industria y la nueva economía capitalista necesitaban territorios, mercados, materias primas... El hombre blanco se sentía superior al resto de la humanidad y con derecho a dominarla. Las causas de la expansión imperialista de Europa, en el siglo diecinueve, por el mundo son múltiples:
1. El crecimiento de la población europea: A partir de 1850 la población europea pasó de 300 a 450 millones de personas, gracias a los avances de la Revolución Industrial (mejora de la alimentación y la higiene). Esto provocaba una fuerte presión demográfica sobre los recursos económicos.
2. Necesidades del nuevo sistema económico europeo: Conseguir materias primas y fuentes de energía baratas, que en Europa escaseaban. Además era preciso encontrar nuevos mercados, en los que colocar esos capitales.
3. Causas políticas: Tras el triunfo de las revoluciones burguesas en Europa, la burguesía fue evolucionando cada vez hacia posturas más conservadoras por miedo a las protestas de las masas populares. Además, las distintas potencias europeas trataban de conseguir el control militar y comercial de las principales rutas marítimas y terrestres, intentando mantener alejados a los rivales del área de influencia de cada nación.
4. Factores ideológicos y científicos: Se potenció el fomento de estudios geográficos y antropológicos. Las sociedades geográficas alcanzaron una enorme importancia y contribuyeron a difundirlos descubrimientos mediante conferencias y congresos. El darwinismo, con sus ideas sobre la evolución de las especies justificaba el predominio de los blancos.
Durante el siglo diecinueve se extendieron los grandes imperios coloniales:

- El imperio británico: fue el más extenso de todos. Alcanzó su madurez durante el reinado de la reina Victoria (1837-1901). Sus dominios se extendían por Europa (Irlanda), Asia (India, Birmania, Malasia, Hong Kong), Mediterráneo (Gibraltar, Malta, Creta y Chipre), África (Egipto, Sudán, Kenia, Uganda, Rhodesia, Sudáfrica...), Oceanía (Austalia y Nueva Zelanda) y América (Canadá, Honduras Británica y Jamaica).

- El imperio francés: era el segundo gran importancia y extensión. Se extendía por África (Marruecos, Argelia, Túnez, Madagascar, África Ecuatorial francesa y África Occidental francesa), Asia (Indochina), Oceanía (Nueva Caledonia).

- El imperio alemán: en África (Togo, Camerún, África Sudoccidental y Tanganika), en Oceanía (parte de Nueva Guinea, Guam, Islas Marianas, Bismarck y Carolinas)

miércoles, 23 de febrero de 2011

Resumen del tema El movimiento obrero 2

2. Jornada laboral, salarios y coste de la vida.

Las condiciones de trabajo en cuanto a jornada laboral y salarios eran penosas para la clase obrera. La jornada normal de trabajo en las primeras fábricas y minas modernas durada entre doce y catorce horas, a veces más. En cuanto a los salarios de la clase obrera, eran tan bajos como alguien pudiera llegar a aceptar. Ante la posibilidad del despido, normalmente, los trabajadores aceptaban reducciones de sus salarios, ya de por sí bajos. El trabajo de los hijos de los obreros desde la infancia era imprescindible para la supervivencia de una familia.

3. Derechos de la clase trabajadora.

Los obreros aspiraban a conseguir unos derechos de trabajo mínimos para mejorar su situación como por ejemplo: un salario mínimo fijado por la ley, una jornada laboral máxima establecida por la ley, consiguiendo poco a poco reducirla de catorce a ocho horas al día, un descanso dominical pagado, algún día de vacaciones pagadas al año, atención sanitaria pública y gratuita, aunque sólo en Europa Occidental, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, una pensión tras la jubilación, un subsidio en caso de paro o enfermedad, derecho de asociarse, derecho a huelga y derecho a votar en las elecciones, éste último muy importante porque era en los parlamentos donde se decidían muchas de estas cuestiones y no solía haber representantes de los obreros. La única alternativa en caso de paro era la caridad, que los primeros gobiernos liberales supieron dejar en manos de instituciones religiosas.

4. Los centros de trabajo y los barrios obreros.

A comienzos del siglo diecinueve, Gran Bretaña era el país más avanzado en la Revolución Industrial, en grandes naves mal ventiladas se acumulaban obreros y máquinas a vapor, con sus calderas quemando continuamente carbón. Si las condiciones de trabajo en las fábricas eran infrahumanas, peor aún eran en las minas de carbón. Las casas de los obreros estaban en las inmediaciones de las fábricas y minas donde trabajaban, zonas en las que las malas condiciones higiénicas y sanitarias hacían que nadie con medios suficientes quisiera vivir allí. Los barrios obreros del siglo diecinueve y comienzos del veinte eran deprimentes.

5. El nacimiento del movimiento obrero y sus ideologías.

La clase obrera tardó un tiempo en tomar conciencia de su fuerza y en desarrollar estrategias de lucha para mejorar su condición. Gran Bretaña fue el primer país en el que la clase obrera comenzó a organizarse y a luchar por sus derechos. Esta lucha permanente es lo que conocemos con el nombre de movimiento obrero. Así se denomina movimiento obrero a la lucha organizada de la clase trabajadora para mejorar sus condiciones de vida, por medios pacíficos normalmente y violentos en ocasiones, con objetivos a veces revolucionarios, es decir para transformar totalmente la sociedad o simplemente reivindicativos, para mejorar la situación de la clase trabajadora aceptando el modelo social vigente. Los tres primeros ejemplos de acciones que podemos encuadrar dentro del movimiento obrero proceden de Gran Bretaña, se les conoce con el nombre de ludismo, Trade Unions y cartismo.

La destrucción de máquinas por parte de los obreros ingleses a comienzos del siglo diecinueve puede considerarse el inicio del movimiento obrero. Esta forma de lucha obrera se conoce como ludismo, en honor del primer obrero al que se atribuye haber atentado contra las máquinas de la industria textil, Ned Ludd.

Las primeras asociaciones obreras nacieron en Inglaterra a comienzos del siglo diecinueve y se denominaron Trade Unions o Unión de Oficios. Son el origen de nuestros actuales sindicatos.

Se conoce como cartismo al movimiento de demanda del derecho a la participación política de la clase obrera, debido a que en 1838 se presentó al Parlamento inglés un documento denominado Carta del Pueblo, firmado por más de un millón de personas, en el que se exponía esta petición.

Resumen del tema El movimiento obrero 1

En este tema vamos a tratar la Revolución Industrial y el movimiento obrero.

1. Introducción:
Si analizamos la situación de los países europeos a comienzos y a finales del siglo diecinueve, las mejoras y avances habían sido notables en casi todos los terrenos: la producción económica se había multiplicado, la población de Europa había aumentado, se producía más y los medios de transporte habían mejorado tanto que favorecían enormemente el intercambio de mercancías. Todo ello fue producto de la Revolución Industrial. El siglo diecinueve también trajo como consecuencia la creación de una nueva clase social o categoría de personas conocida como los obreros o el proletariado.

2. El nacimiento de la clase obrera:

La Revolución Industrial ocasionó el nacimiento de un nuevo grupo social: la clase obrera. Ésta tenía un origen campesino y acudió en masa a las ciudades donde las nuevas fábricas podían ofrecer empleo, ya que en el campo el crecimiento de la población, el desigual reparto de la propiedad de la tierra y el avance de la mecanización hicieron que no hubiera trabajo suficiente ni medios para subsistir. Cuando se vieron obligados a emigrar del campo a la ciudad tuvieron que vivir en barrios con malas condiciones de vida formados por infraviviendas carentes de las mínimas condiciones higiénicas, situados en las inmediaciones de las fábricas o minas. No existían leyes ni normas que regularan las nuevas condiciones de trabajo de la clase obrera. Por su parte, los gobiernos liberales que fueron tomando el poder a través de las revoluciones burguesas no tenían entre sus prioridades preocuparse por las condiciones de vida de la clase trabajadora, ya que defendían los intereses de la burguesía. Además la doctrina del liberalismo económico defendía que el Estado no debía controlar la economía ni imponer normas. Esto hacía que el patrón siempre podía encontrar personas desesperadas dispuestas a trabajar más horas por menos dinero.

viernes, 28 de enero de 2011

Actividades del Tiempo y el clima

Lee el siguiente poema de Federico García Lorca titulado "Lluvia" de 1929 y contesta a las preguntas:

"La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de somnolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.

Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.

Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no sabe...

Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.

¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y voz suave,
lluvia buena y pacífica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes! ...

Actividades:

1. ¿Qué tipo de lluvia describe el poeta García Lorca, suave y persistente o fuerte e intensa?

2. Escribe los adjetivos que te ayudan a saber cómo es la lluvia.

3. ¿Qué sentimientos despierta la lluvia en el poeta?

4. ¿Crees que describiría igual a una tormenta?

¿Qué adjetivos se podrían utilizar?

5. ¿Qué significa el verso"Es un besar azul que recibe la Tierra"?

6. ¿A qué se refiere cuando al hablar de las gusta dice "el infinito blanco que les sirvió de madre"?

7. Busca en el diccionario los significados de las siguientes palabras:

Muchedumbre.

Aurora.

Sementeras.

Continuación de la lectura del libro Telón en los Juegos Olímpicos

Continuación del cuento. Segundo capítulo, Telón y Duris.

Porque yo nací y he vivido siempre en Heraclea, una ciudad que está a unos cincuenta estadios de Olimpia. Y ya os he hablado algo de su río, su fuente y del bosque donde yo jugaba de niño. Y sabéis también que me llamo Telón y tengo doce años. Pero lo importante, y lo que os quiero contar, es lo de los Juegos Olímpicos. No es que las cosas cambiaran de repente: yo seguí mi vida normal. Lo que cambió fue que me harté de ser el pachucho y el pequeñajo Telón y quise, por encima de todo, crecer y ser fuerte. También me pasó que nació mi hermana Cinisca, que acaparaba la atención de mi madre, y yo, en cambio, pasaba más tiempo con chicos de mi edad y no podía aceptar ser el más flojo de todos. Pero, al principio, no podía ni imaginarme que algún día iría a las Olimpiadas, no a verlas, sino a competir en ellas. Aunque la verdad es que cada vez me gustaba más hablar de los Juegos y buscaba a los más viejos del pueblo para que me contaran cosas sobre los atletas famosos y cómo se habían entrenado. Me sabía al dedillo todo sobre las distintas pruebas en las que se podía participar: carreras de carros y caballos, pentatlón, carrera a pie, lucha libre, pugilato y pancracio. Mi padre era un campesino grande y fuerte, y me ayudó mucho para que yo mejorara físicamente. "¡Venga, Telón!", me decía, vamos a llevar el arado juntos. Y yo me ponía a su lado, en el campo, y lo sujetaba con todas mis fuerzas. "¡Vamos, Telón!", coge esas piedras y llévatelas bien lejos para que no tropiece la reja del arado. Y yo cogía las piedras y las amontonaba en el lindero del sembrado, bien apiladas. "¡Ánimo, Telón!", cuando acabemos de trabajar iremos juntos al río, que hoy hace mucho calor. Y allá que nos íbamos a nadar durante un buen rato. "¡Telón, corre tras esa liebre!" Y se reía, porque yo nunca las alcanzaba.
Y así, poco a poco, descubrí que había crecido. Y que era más fuerte y resistente. Y que me gustaba, sobre todo correr. Y todo lo hacía a la carrera. Me levantaba al amanecer, iba a buscar a mi amigo Duris y, juntos, corríamos desnudos y descalzos por el bosque de pinos donde, cuando éramos pequeños, jugábamos con los demás chicos del pueblo. Duris era un poco mayor que yo, y más fuerte, y era un poco peleón. Por menos de nada se enzarzaba con quien fuera, sin importarle que fuese más grande. Y casi siempre ganaba. Pero también era un buenazo, y más de una vez, siendo críos, había repartido tortazos por defenderme si alguien se reía de mí. Pero yo lo ganaba corriendo. "¡Telooón!", me gritaba cuando yo me adelantaba mucho."¡Espérame!" Y yo me paraba y me sentaba en el suelo. Pero, cuando ya iba a alcanzarme, me levantaba de un salto, le hacía burla, y echaba a correr otra vez. Y así hasta que, agotados los dos, nos tumbábamos mirando al cielo, muertos de risa. Éramos los mejores amigos del mundo y nos gustaba hacer juntos las mismas cosas. Yo admiraba su fuerza y energía y lo alegre que estaba siempre. Y él se pasmaba de mi velocidad y resistencia en la carrera y le encantaba que yo le contara todo lo que sabía de los Juegos de Olimpia. Los demás chicos de Heraclea también hacían ejercicios como nosotros y competíamos a veces, todos juntos, para ver quién era el mejor. Cada día íbamos al gimnasio y practicábamos la carrera, el lanzamiento de disco y de la jabalina. También íbamos a la palestra y allí nos entrenábamos en la lucha, el pugilato y el salto. En realidad, todos los chicos hacíamos, más o menos, las mismas cosas, y nuestra vida era muy parecida. Pero además, Duris y yo nos buscábamos todos los días al amanecer. Y ése era un rato sólo nuestro, que no compartíamos con nadie más, porque nuestra amistad era algo especial. Y así pasaba el tiempo.
Un día llegaron a la plaza de Heracles tres heraldos que anunciaron la convocatoria de las próximas Olimpiadas. La ciudad entera se había congregado allí y aguardaba expectante, aunque todo el mundo se sabía de memoria las palabras que iban a decir los mensajeros, porque siempre eran las mismas. Lo único que variaba era la fecha en que se iban a celebrar los Juegos, que podía ser entre mediados de agosto y mediados de septiembre. El resto se repetía cada vez que se celebraban unos Juegos. Y siempre se acababa con las condiciones que debían cumplir los que quisieran participar, y el mensajero decía entonces con voz solemne: "En los Juegos puede participar cualquier ciudadano griego, nacido en la libertad, que no tenga mancha de ningún crimen y que no lleve la maldición de los dioses. Que el mundo se vea libre de asesinatos y crímenes y que cese el ruido de las armas." Esto quería decir que durante tres meses debía haber paz en toda Grecia, y si había guerra en algún sitio se paraba. Porque los Juegos eran mucho más importantes que cualquier guerra. Y así, la gente podía acudir tan tranquila desde el sitio más lejano, sin tener problemas en el viaje. Y esto era así desde siempre, porque los Juegos son una fiesta para todos los griegos, y todos los griegos respetan la tregua. Y yo sé que durante la guerra contra el gran rey, en la que peleó mi padre, los medos, que no son griegos, no hicieron caso y atacaron. Pero incluso entonces, mientras duraba la lucha, en Olimpia hubo Juegos, y esto sorprendió mucho a los medos que luchaban en el ejército del gran rey, pero es que ellos no entendían que, para un griego, como yo, lo primero son los Juegos, y lo primero es lo primero.
Bueno, el caso es que Duris y yo escuchamos a los heraldos, y cuando éstos acabaron de hablar los miramos y, sin decir nada, supimos que los dos pensábamos lo mismo: ¡Daríamos cualquier cosa por ir a Olimpia y competir en las pruebas! Yo estaba convencido de que mi amigo podía vencer en la lucha al más fuerte. Y Duris pensaba que nadie en el mundo era más veloz que yo corriendo. Pero lo de menos era lo que pensáramos ambos. Lo importante era lo que pensaran nuestros padres. Porque nosotros sólo podíamos participar en los Juegos de muchachos, que eran para los que tenían menos de dieciocho años. Luego, estaban los Juegos de los mayores de edad, que iban si querían y no necesitaban el permiso de nadie y competían entre ellos aparte. Pero, nosotros, por ser aún pequeños, debíamos ir acompañados por algún familiar mayor. Además, una cosa era querer participar y otra conseguir hacerlo, porque una vez en Olimpia muchos eran eliminados y sólo competían realmente unos pocos, los mejores de todos los aspirantes. Y Duris y yo éramos buenos, cada uno en lo nuestro, pero también debía haber otros muy buenos en cualquier otro pueblo o ciudad de Grecia. De modo que, conteniendo nuestros nervios, antes de hacer nada, nos fuimos como siempre al bosque y nos sentamos entre los árboles, dispuestos a charlar durante un buen rato.
"Veamos", me dijo Duris, "¿Qué hay que hacer para poder participar en los Juegos de muchachos?" Yo me sabía al dedillo la respuesta y sabía que Duris también se la sabía, porque acabábamos de oír a los tres heraldos, que lo habían dicho y, además habíamos hablado mil veces de las Olimpiadas. Lo que pasa es que él era así. A veces preguntaba cosas porque le gustaba escuchar cómo le contestaba yo, y al final siempre estábamos de acuerdo en todo. Pero esta vez era importante y los dos estábamos muy serios. "Tenemos que entrenarnos aquí, en Heraclea, con un maestro durante diez meses", le contesté yo. "Así deben hacerlo todos, cada uno en su ciudad. Después, otro mes más de entrenamiento, ya todos juntos en la misma ciudad, en Elis, junto a Olimipia, justo antes de que comiencen los Juegos. "Primer problema", comentó Duris, fruciendo el ceño. "Mi padre quizá no tenga el dinero suficiente para que yo me entrene durante un mes en Elis. "Nada de eso", le respondí. "Si tu padre no puede pagar tus lecciones de entrenamiento, sólo hay que conseguir que alguien del pueblo, que sea más rico, las pague. Y para convencerlo, le demuestras lo fuerte que eres y así verá que vas a ganar."
"Tú sabes", añadí, porque él seguía callado, escuchándome, "que tenemos la ventaja de vivir muy cerca de Olimpia, y así nos ahorramos el gasto del viaje. Además, si ganamos, vamos a ser famosos en toda Grecia para siempre, pero también lo será nuestra ciudad, y se alegrarán de habernos ayudado. Duris me miraba, mientras yo hablaba tan convencido de lo fácil que iba a ser todo, aunque, en el fondo, no estaba muy seguro. Sin embargo, era verdad que yo había oído hablar de mecenas ricos que estaban dispuestos a ayudar a los jóvenes, pensando en el honor que, si ganaban, recaería sobre toda la ciudad. Seguíamos allí sentados, hablando, durante un buen rato. En cualquier caso, daba igual. La decisión no era nuestra sino de nuestros padres. Por eso, finalmente, regresamos cada uno a nuestra casa.
En toda la ciudad se comentaba el anuncio de los próximos Juegos y se mencionaban los nombres de los que mejor podrían representarla. Duris se entretuvo charlando entre los corros de gente que llenaban las calles. Pero y me fui directamentee a buscar a mi padre y lo encontré precisamente reunido, junto con otros padres, hablando con los maestros que nos enseñaban en el gimnasio y la palestra. Cuando yo llegué, ya estaba todo decidido: serían los maestros quienes elegirían a los mejores chicos, y doa la ciudad colaboraría para que pudieran ir a Olimpia y participar en los Juegos, fuera quien fuera el escogido. Y esto era justo, porque los maestros nos conocián bien, ya que nos adiestraban a diario y nos se dejarían llevar por preferencias personales. Simplemente elegirían al mejor.
Fin del segundo capítulo.
Vocabulario:
Estadio: Es una medida de longitud que equivale a 125 pasos, es decir, unos 200 metros. También se llamaba así al lugar de esa longitud donde se ejercitaban los hombres y los caballos para las carreras y la lucha.
Pentatlón: Conjunto de cinco pruebas atléticas procedente de los antiguos griegos que actualmente consiste en 200 y 1500 metros lisos, salto de longitud, lanzamiento de disco y jabalina.
Pugilato: Modalidad deportiva de la Grecia Antigua muy próxima al boxeo actual.
Pancracio: Era una competición de los Juegos Olímpicos antiguos combinación de boxeo y lucha.
Palestra: Lugar donde los griegos se entrenaban para competir en la lucha.
Heraldos: Personas encargadas de anunciar algo importante.
Medos: Habitantes de Media, una región de Asia.
Mecenas: Persona rica que ayudaba a los artistas o, en este caso, a los atletas.
Ejercicios:
Contesta a las siguientes cuestiones:
1. ¿Eran los Juegos Olímpicos muy importantes para los griegos? ¿Por qué?
2. ¿Todas las personas podían competir en los Juegos Olímpicos?
3. ¿En qué modalidad deportiva era mejor Telón? ¿Y su amigo Duris?

lunes, 10 de enero de 2011

Lectura: Telón en los Juegos Olímpicos

Comienzo de la entrada

Libro de lectura primero C: Telón en los Juegos Olímpicos.
Autora: Carmen Blánquez.

Nota: Antes de leer este cuento debes saber que está ambientado en la Grecia antigua y se desarrolla en el siglo quinto antes de Cristo. Los personajes protagonistas son ficticios, aunque sus nombres corresponden a los de muchachos que participaron realmente en los Juegos Olímpicos, y su entrenamiento debió ser muy similar al narrado aquí. El desarrollo de las distintas pruebas está tomado de relatos antiguos. También sucedió de verdad la guerra entre los griegos y el gran rey de los medos.

Comienzo del cuento, primer capítulo: La primera vez.

La primera vez que fui a Olimpia a ver los Juegos, yo era muy pequeño. Recuerdo que me asustaba la cantidad de gente que había por todas partes, gritando y riendo, y que hacía mucho, mucho calor. También me acuerdo, sobre todo, de las carreras de carros y del ruido de los caballos galopando tan rápido que parecía que ya nunca podrían parar. Cada vez que daban una vuelta completa al hipódromo y se aproximaban a donde estábamos nosotros, todo el mundo se ponía de pie y alzaba los brazos, aclamando a los que competían disputándose la victoria.
Yo gritaba también, y me sujetaba con fuerza a la cabeza de mi padre, que me encaramaba a sus hombros para que pudiera verlo todo bien. Habíamos ido hasta Olimpia en grupo, andando, porque nuestra ciudad estaba muy cerca. Y parte del camino, cuando yo estaba muy cansado, lo hice así, sobre sus hombros, escuchando lo que hablaba con los demás. Y lo que más me interesó fue que, según decía mi padre, en el hipódromo había una curva donde vivía un demonio. Y este demonio se divertía asustando a los caballos y engañando a los aurigas para hacerles perder.
Yo, ahora que estaba allí, miraba hacia la curva y no veía ni demonios ni nada parecido. Pero sí notaba que la multitud rugía con más fuerza y que los caballos se espantaban al dar la vuelta a toda velocidad. La carrera duró muchas horas y el bosque cercano estaba iluminado con una luz dorada, del sol que se ponía, cuando al vencedor, que estaba vestido con una túnica larga que le llegaba hasta los tobillos, le premiaron con una cinta de lana que colocaron en su frente.
Dormí acurrucado con mi padre, mi tío y algunos más en una tienda de campaña, en el bosque que había junto al hipódromo, entre árbolesque olían muy bien. Yo estaba cansadísimo pero también nervioso por todo lo que había visto. Además estábamos rodeados de gente que continuaba el jaleo y hablaba sin parar, comentando la carrera.
El caso es que, como no podía dormir, le pedí a mi padre que me contara las historias de Zeus y los primeros Juegos. Nunca se negaba a hacerlo, porque le gustaba, como a mí, y yo me las sabía casi de memoria. Siempre empezaba igual: "Cronos fue el primer rey del cielo."
"Cronos fue el primer rey del cielo" ,repetía yo, bajito, casi sin pronunciar las palabras.
"Y su mujer, Rea, dio a luz a un hijo y lo hizo de noche, en secreto, escondida en una cueva que había en la isla de Creta. Tuvo que hacerlo así porque Cronos tenía miedo de que sus hijos le quitaran el trono cuando crecieran, y por eso se los comía cuando nacían. Y ya había devorado a cinco niños y niñas que Rea, su mujer, había tenido antes."
Al llegar aquí, yo cogía la mano de mi padre, que siempre me la apretaba antes de continuar con el cuento.
"A la mañana siguiente, Rea le llevó a Cronos una piedra envuelta en pañales y Cronos se la comió creyendo que era un niño. Después, Rea, encargó a cinco hermanos que cuidaran y mantuvieran oculto a su hijo Zeus, y el mayor de estos cinco hermanos se llamaba Heracles."
"Heracles y sus hermanos llegaron a Olimpia y allí les propuso un juego: una carrera. Y aquel que ganara recibiría como premio una corona de hojas de olivo silvestre. Porque aquello estaba lleno de olivos, y aprovechaban sus hojas para todo, incluso para hacerse un colchón y dormir sobre él. Así inventó Heracles los Juegos, que todavía hoy se siguen celebrando en Olimpia, y por eso al que consigue la victoria se le corona con hojas de olivo."
En este punto del relato, mi padre se detenía y esperaba la pregunta que yo le hacía siempre.
¿Y hay Juegos todos los años en verano?
-No, contesto él, Heracles decidió que fueran en el quinto año, porque él y sus hermanos eran cinco.
- Pero, ¿y Zeus?, preguntó, ¿qué le pasó?
Por un momento tuve la sensación de que mi padre no iba a continuar. Se quedó callado, se levantó y salió de la tienda. Fui tras él, y nos sentamos juntos apoyando la espalda en un olivo, mirando al cielo, al reino de Cronos. Yo quería que siguiera contándome cosas, e insistí.
- ¿Qué le pasó a Zeus?
- "Cuando Zeus creció, me dijo, luchó contra su padre, Cronos. Primero le dio una droga para que vomitara los niños que se había comido, y después, con ayuda de sus hermanos y hermanas, le venció y se convirtió en el nuevo rey del cielo. Y estaba tan contento por su victoria que ordenó que en su honor, para celebrar su triunfo, se organizaran unos Juegos en la ciudad de Olimpia."
Todas las historias sobre los Juegos, y había más, acababan igual: en Olimpia, donde estábamos ahora, había una gran celebración cada cuatro años, y allí acudían de todas partes, incluso desde muy lejos, hombres que sabían, como yo, estos relatos y que querían que no se olvidaran.
Y por eso corrían y luchaban como Zeus y Heracles y al que ganaba se le premiaba con esa corona de ramas de olivo y se ponían muy contentos porque todo el mundo se enteraba de su victoria y les felicitaba.
Y era lo mejor que podía pasarte, porque todos pensaban que eras el más fuerte, hábil y astuto, y también el más valiente, no tanto como el rey del cielo, claro, pero parecido. Y aunque vivieras muchos años más, se seguía recordando tu victoria, incluso tu nombre, que se escribía en unas listas muy largas que se guardaban para siempre.
Bueno, seguramente aquella noche yo todavía no comprendía todo esto, porque era demasiado pequeño, pero sí sabía que mi padre había estado mucho tiempo fuera de casa, luchando contra un gran rey que no era griego, y estaba seguro de que había sido muy valiente y había ganado. Y recuerdo a toda la gente de la ciudad donde yo vivía gritando de alegría cuando él y los demás volvieron de la guerra, aunque no le dieron ninguna corona.
Debí quedarme dormido, al fin, y los Juegos continuaron los días siguientes, con el mismo calor y alboroto por todas partes. Y otra cosa que recuerdo muy bien, además de las carreras de caballos y carros, es la música de las flautas, que sólo tocaban mientras los atletas saltaban, no cuando corrían o luchaban.
Desde entonces, desde aquella primera vez que mi padre me llevó con él a Olimpia a ver los Juegos, soñaba con volver, aunque mi madre se preocupó mucho cuando regresamos a casa, a mi ciudad, y me vio tan sediento y agotado.
Pero es que ella no entendía lo contento que yo estaba, como mi padre y mi tío, porque estaba prohibido que las mujeres, aunque fuesen madres, vieran los Juegos, y a la que lo hacía la tiraban al mar desde lo alto de una montaña.
Y aunque yo quería contarle todo lo que había visto y lo bien que me lo había pasado, ella sólo quería que me durmiera y repetía:
- Telón, ahora tienes que descansar o te pondrás malo.
La verdad es que tenía razón. Yo casi siempre estaba malo. Me cansaba en seguida, era el que menos corría de mis amigos y, en vez de ir en verano a nadar al río como los demás, sólo podía bañarme en la fuente que estaba llena de personas que iban allí a curarse. Pero yo no me ponía fuerte, aunque mi ciudad era famosa porque el agua de la fuente vivían unas ninfas que curaban toda clase de enfermedades a los que se bañaran en ella.
- Vamos, Telón, calla y duérmete, insistía mi madre. Mañana me lo contarás todo.
Cerré los ojos y mi madre se fue, después de estar quieta un rato a mi lado. Se había acabado lo bueno y si no descansaba no me dejaría ir al día siguiente al bosque con mis amigos. Y yo tenía que contarles todo también a ellos, y así, esta vez, yo sería el más importante. No como cuando ellos corrían sin parar y yo tenía que sentarme porque me dolía el pecho al respirar, y sólo mi amigo Duris se quedaba para esperarme.
Desde entonces han pasado cuatro años pero todavía, cuando pienso en aquellos días, noto la misma sensación de alegría y me dan ganas de correr. Bueno, es que yo, desde que volví de Olimpia, todo lo hacía corriendo y dejé de cansarme, y mis amigos empezaron a reconocer que era el más rápido. Tanto, que se empezó a decir que yo podría ir a los Juegos en honor de Zeus y participar en la carrera. Y en mi ciudad, en Heraclea, me animaban y mi madre decía que habían sido las ninfas de la fuente las que me habían curado. Fin del primer capítulo.

Vocabulario:
Auriga: así se llamaba en la antigua Grecia a los que conducían los carros.
Ninfa: Eran como las hadas de nuestros cuentos, divinidades con figura de hermosas muchachas, que habitaban en los ríos, fuentes y bosques.

Ejercicios:

Contesta a las siguientes cuestiones:

1. ¿En honor de qué Dios se celebraban los Juegos?


2. ¿Quién inventó los Juegos?

3. ¿Qué recibía el vencedor de los Juegos como premio?

4. ¿En qué ciudad se celebraban los Juegos?

¿Cada cuantos años?

¿En qué meses?

5. ¿En qué ciudad viven Telón y su familia?

6. ¿Podían las mujeres asistir a los Juegos Olímpicos?

¿Qué les pasaba a las que lo hacía?

Fin de los ejercicios y de esta entrada.